Aunque nos encontramos a finales de Enero, aún resuenan los ecos de los pensamientos y propósitos de comienzo de año, el más recurrente, querer perder peso. Por ello, muchas personas están dispuestas a casi cualquier cosa para conseguir tal fin, como por ejemplo, no comer, literalmente hablando.
Casi todos los días recibimos un gran bombardeo informativo y publicitario en materia de Nutrición, en el que muchos grupos de pseudoexpertos, nos aconsejan y hablan hasta la extenuación, de las bondades y beneficios de numerosas “dietas” (muchas de ellas fraudulentas y milagrosas) e innumerables métodos, en los que al final, se induce a error y se hace llegar a la población a conclusiones inexactas, como por ejemplo, que hay que “comer muy poco” o, mejor dicho, casi nada, para conseguir el peso deseado.
Pues bien, hoy, desde aquí, desde estas líneas, no vamos a hablar de una dieta milagro más ni de un método nuevo, sino solamente a decir que NO, que no comer NO es la opción para conseguir alcanzar el peso ideal. Realmente, ni para conseguir el peso ideal, ni para mantener una salud física y psicológica óptima.
Explicaremos, a continuación, una serie de conceptos para intentar aclarar estas líneas, entre ellos, el concepto de Gasto Energético. El gasto energético es la relación entre el consumo de energía y la
energía necesaria por el organismo. Para el organismo mantener su
equilibrio, la energía consumida debe de ser igual a la utilizada, es decir,
que las necesidades energéticas diarias han de ser igual al gasto
energético total diario.
El gasto energético total (GET) se compone del gasto energético en reposo (GER), energía que utiliza una persona durante 24 horas de reposo absoluto tanto físico como mental, un factor de actividad (FA), el cuál varía en función de si somos personas sedentarias o mantenemos una actividad ligera, media o intensa… y, en último término, el efecto termogénico inducido por los alimentos (ETA), la energía que nuestro organismo requiere para digerir, absorber y metabolizar los nutrientes. A él se le atribuye el 10% o 15% del gasto energético total (GET), dependiendo de los distintos autores.
GET= GER + FA + ETA
Llegado a este punto, según esta ecuación matemática ¿qué lógica puede tener no comer si queremos perder peso, si además de necesitar un consumo mínimo de energía para mantener nuestras funciones fisiológicas, nuestro cuerpo también consume energía en realizar la digestión? Pues, en términos científicos, absolutamente NINGUNA.
Para que nuestro organismo consuma energía es necesario que le administremos la mínimamente suficiente para realizar esta tarea. Si esto no lo hacemos, sólo conseguiremos que nuestro cuerpo se convierta en ahorrador, adaptando nuestro GER, de tal forma que no bajaremos peso, por mucho que lo intentemos, si no realizamos varias comidas al día, elevando nuestro consumo de energía, calculado específicamente para nosotros, además de realizar algún tipo de ejercicio físico.
¿Por qué es tan importante comer? El cuerpo gasta al día entre el 60% y el 70% de la energía total en respirar, bombear sangre, pensar y digerir (GER), y si esa energía no la aportamos en forma de nutrientes, el organismo tenderá a ahorrar ese gasto energético, ralentizando nuestro metabolismo a través de una adaptación fisiológica.
Resumiendo, para optimizar una pérdida de peso inteligente, debemos equilibrar la balanza energética entre el gasto calórico adaptado a nuestro estilo de vida, conjugando hábitos alimentarios y actividad física.
Desde Masnutriente, creemos en programas de pérdida de peso basados en educación nutricional, que tienen en cuenta las circunstancias de cada persona, que se enfocan en la consecución de una pérdida de peso saludable y sostenible en el tiempo, con un claro objetivo: adquirir una correcta gestión de hábitos de vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario