Una dieta adecuada, en términos de cantidad y calidad, antes, durante y después del entrenamiento y de la competición es imprescindible para optimizar el rendimiento.
Una buena alimentación no puede sustituir un entrenamiento incorrecto o una forma física regular, pero, una dieta inadecuada puede perjudicar el rendimiento en un deportista bien entrenado.
La ingesta energética debe cubrir el gasto calórico y permitir al deportista mantener un peso corporal adecuado para rendir de forma óptima en su deporte.
La actividad física y el deporte aumenta las necesidades energéticas y de algunos nutrientes, por ello es importante consumir una dieta equilibrada basada en una gran variedad de alimentos, con el criterio de selección correcto.
Además, hay otros factores que condicionan los requerimientos calóricos de cada individuo:
- la intensidad y el tipo de actividad
- la duración del ejercicio
- la edad, sexo y composición corporal
- la temperatura del ambiente
- el grado de entrenamiento.
En cuanto a la hidratación:
El agua es un nutriente acalórico (no aporta calorías) necesario para que el organismo se mantenga correctamente estructurado y en perfecto funcionamiento. La pérdida de tan sólo un 10% del agua corporal supone un grave riesgo para la salud.
El agua está implicada de forma directa en diferentes funciones:
- refrigeración
- aporte de nutrientes a las células musculares
- eliminación de sustancias de desecho
- lubricación de articulaciones
- regulación de los electrolitos en la sangre
En resumen, la importancia de una correcta nutrición que incluya también una adecuada hidratación, es clave para el deportista ya sea profesional o a nivel amateur
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